Ya han pasado más de dos décadas desde que el estudio NINDS revolucionara el tratamiento del ictus. El ictus se convirtió en una urgencia, ya que por primera vez se podía hacer algo para eliminar el coágulo y evitar la muerte cerebral del paciente. Aún en 2016, de los casi 51 000 pacientes con ictus que acudieron a un hospital búlgaro, solamente 329 recibieron tratamiento de recanalización. Y esto, después de años de esfuerzos y trabajo duro de la comunidad de cuidados del ictus de Bulgaria.
Bajo la dirección del académico Ivan Milanov, presidente de la Asociación Búlgara de Neurología, un equipo de expertos del país luchaba por cambiar esta situación. Tras revisar el número de pacientes con ictus frente al número de unidad de ictus en Bulgaria, se dieron cuenta de que debían establecer más hospitales con capacidades para el ictus en todo el país. En 2016, Bulgaria tenía solo 8 centros de ictus y, si querían mejorar el tratamiento del ictus, necesitarían unos 40, dispuestos de forma que se garantizara una buena cobertura geográfica de todas las nuevas unidades. Veinte años de experiencia les habían enseñado que esto no era tarea fácil, de modo que estaban abiertos a cualquier ayuda externa. Este fue probablemente el motivo por el que en junio de 2016, una delegación liderada por el académico Milanov asistió a la reunión de lanzamiento de Angels Initiative en Europa en Mainz (Alemania). ¿Era esta la chispa que necesitaban?
Cuesta saber con exactitud qué fue lo que marcó la diferencia y qué aspecto preciso de Angels Initiative encendió la chispa pero, desde entonces, la comunidad del ictus búlgara no ha parado de crecer y han expresado que no tienen ninguna intención de detenerse.
Han inaugurado con éxito 13 nuevos hospitales con capacidades para el ictus: han pasado de los 8 que había en junio de 2016 a los 21 centros repartidos por todo el país. A pesar de que el aumento del número de hospitales fue impresionante —y con el objetivo de incrementarlos—, la comunidad búlgara del ictus sabía que no podían centrarse solamente en el número de hospitales en el país: tenían que centrar sus esfuerzos en asegurar que los nuevos hospitales funcionaran de forma óptima y que fueran considerados hospitales “mejores”. Consideraron que era importante asegurarse de que los nuevos hospitales estuvieran preparados, diseñados y dirigidos de la forma correcta. A tal fin, fueron muy activos a la hora de hacer talleres, simulaciones con modelo de paciente e implantar listas de comprobación normalizadas y bolsa del ictus en todos los hospitales que trataban a pacientes con ictus.
Después de todo este tiempo, parece casi imposible creer que fuera tan difícil en el pasado, pero quizás ahí es donde está el valor de la comunidad: ser parte de algo más grande que uno mismo. Algo que puede crear una chispa en las personas adecuadas, personas que son capaces de hacer que un crecimiento tan increíble de pronto sea algo fácil de conseguir.