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Italia

De vuelta a lo básico | Los niños del póster de Abruzzo

Una estrategia de vuelta a lo básico ayudó al equipo de ictus en este hospital a recuperar su impulso.
Angels team 20 de septiembre de 2021

El equipo de ictus del hospital Avezzano había dado el do de pecho. Para recuperar energía y alcanzar objetivos que antaño creyeron imposibles, primero tuvieron que volver a lo más básico.

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Esta es la historia de un hospital que recuperó la confianza en sí mismo gracias a un aspecto positivo y un póster. Todo comienza en 2017, cuando el hospital Avezzano —en la región de Abruzzo, Italia— se inscribe en la red de Angels con el objetivo de mejorar la calidad de su atención del ictus.

Si visita el centro de Italia, Avezzano es una ciudad que realmente vale la pena. Se remonta a finales de la Edad Media y aunque fue casi completamente destruida por un terremoto en 1915, fue reconstruida posteriormente. A día de hoy, la mirada del patrón de la ciudad, San Bartolomé, vuelve a extenderse por la ciudad desde el portal derecho de la catedral reconstruida de San Bartolomeo, en la plaza de la ciudad.

Los amantes de la naturaleza deben saber que Abruzzo se considera la región más verde de Europa. Sus numerosos parques y reservas albergan el 75 % de las especies animales de Europa, incluido el raro lobo apenino y el oso marsicano, en peligro de extinción.

El lema de la ciudad, “forte e gentile”, fue acuñado por el escritor Primo Levi en el siglo XIX, quien se vio impresionado por la solidez y amabilidad de la población local.

De estos ciudadanos fuertes y amables, más de 200 000 dependen del hospital Avezzano, uno de los cuatro centros integrales de ictus de la región. Fue aquí donde entre 2017 y 2019, las asesoras de Angels Lorenza Spagnuolo y Elisa Salvati ayudaron al equipo de ictus a reducir el tiempo puerta-aguja en un 30 % y el tiempo puerta-ingle a la mitad.

Sin embargo, para febrero de 2020, cuando el nuevo asesor, Lorenzo Bazzani, viajó al sur de su ciudad de residencia, Florencia, para atender una llamada al director de neurología, el Dr. Berardino Orlandi, y de su equipo, el rendimiento estaba de capa caída. Los datos recopilados en marzo de 2020 como parte del proyecto de supervisión de la calidad, MonitorISO, contaban una historia de claroscuros: mientras que la tasa de recanalización se había mantenido alta, la mediana del tiempo puerta-aguja en el hospital Avezzano había empeorado, ascendiendo a 106 minutos. El objetivo de 30 minutos —que pronto se adoptaría como el objetivo nacional en Italia— parecía estar a un millón de kilómetros de distancia.

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Un aspecto positivo

¿Treinta minutos desde el ingreso hasta el tratamiento cuando estaban en plena pandemia y el hospital había sido designado centro COVID? El Dr. Orlandi, por lo que a él respectaba, no estaba convencido. “En nuestro hospital, teniendo en cuenta la situación a la que nos enfrentamos, la única forma de tratar a un paciente en 30 minutos es saltarse por completo muchos pasos cruciales en la vía de tratamiento del ictus”, le dijo al Comité de Dirección Nacional en octubre de 2020.

“No es posible”.

El siguiente periodo de MonitorISO, desde mediados de noviembre hasta mediados de diciembre, coincidió con un pico en las infecciones por COVID, al igual que el primero. En Avezzano, los tiempos puerta-aguja del hospital habían empeorado, ascendiendo a 157 minutos, pero un aspecto positivo había surgido de los datos: se habían registrado tiempos puerta-aguja de menos de 30 minutos en el 48 % de los casos.

Lorenzo aprovechó el momento. Si cerca de la mitad de los pacientes con ictus llegaban a la TAC en menos de 30 minutos, ¿qué no se podría lograr si los pacientes eran tratados justo allí, en la sala de TAC, sin ser trasladados primero al servicio de urgencias?

Chip Heath escribe en Switch, el éxito superventas sobre gestión del cambio, que los aspectos positivos son los mejores momentos de una organización, “un atisbo temprano de que algo se está haciendo bien”. Su valor radica en que convencen a los demás de que el éxito es posible, y el equipo de ictus del hospital Avezzano, a pesar del agotamiento en su lucha contra la Covid, empezó a recuperar la fe.

Una llamada a la acción

Tres proyectos se pusieron en marcha prácticamente a la vez y fueron recompensados rápidamente. Apenas unos minutos tras una reunión en la que se alcanzó una resolución para centrarse en el tratamiento de los pacientes con ictus en la sala de TAC, se desató una emergencia. El paciente no podía haber llegado en mejor momento: recibió tratamiento en 25 minutos y, así, quedó inaugurado el proyecto piloto de tratamiento en la TAC.

Posteriormente, una enfermera del hospital Avezzano señaló un problema engañosamente trivial. Cuando los pacientes llegaban al hospital completamente vestidos, el tratamiento se retrasaba 10 minutos o más mientras se retiraba la ropa de la parte superior del cuerpo del paciente para insertar la cánula para el tratamiento intravenoso. La pregunta era: ¿cómo podrían contratar el apoyo de servicios médicos de emergencia que ya estaban sobrecargados por la COVID-19 para eliminar este obstáculo?

En italiano, la respuesta fueron tres palabras: “a braccio pronto”. En español, son dos: “brazo listo”.

Haciendo una vez más gala de iniciativa e imaginación, se diseñó un sencillo logotipo para animar a las partes interesadas a adueñarse de uno de los principios fundadores de la Iniciativa Angels, concretamente, que las pequeñas cosas marcan una gran diferencia. “A braccio pronto” significaba acceder más rápidamente a una intervención que cambiaba la vida. Pronto fueron acudiendo más y más pacientes al hospital con los brazos desnudos y listos para el tratamiento.

El tercer proyecto fue un piloto que llevó al hospital Avezzano de vuelta a los conceptos básicos.

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Lo bueno, si básico, dos veces bueno

El póster de Helsinki es una de las herramientas más sencillas del kit de tratamiento hiperagudo de Angels: una cuadrícula de tamaño A3 con filas numeradas del 1 al 80 y una columna para cada paciente que entra en la vía de tratamiento del ictus. Al colocar una marca en la fila correspondiente al tiempo desde la llegada hasta el tratamiento de cada paciente, se convierte en una potente herramienta de control de calidad para la cual el único equipo necesario es un bolígrafo.

Desde abril hasta junio de 2021, el equipo de ictus del hospital Avezzano trató a 19 pacientes y, en cada caso, hizo una marca en el póster para registrar el tiempo puerta-aguja y dónde se inició la recanalización. Once pacientes recibieron tratamiento, ya fuera en el servicio de urgencias o en la sala de angiografía, una media de 60 minutos después de llegar al hospital. En el caso de ocho pacientes, la decisión terapéutica se tomó en

la sala de TAC y el tratamiento comenzó en el mismo lugar. Para ellos, la mediana del tiempo puerta-aguja fue de 25 minutos. El póster de Helsinki había puesto el broche de oro a la iniciativa.

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Nada es imposible

El otrora escéptico Dr. Orlandi no solo se ha convertido a la iniciativa, sino que también se ha convertido en un líder y activista del objetivo de los 30 minutos. Fue uno de los ponentes clave en un seminario virtual sobre organización y calidad de la atención del ictus en la región de Abruzzo-Molise, donde instó a sus compañeros a unirse a él en la lucha para dar una oportunidad a la vida.

Optimizar la vía de tratamiento del ictus puede ser difícil, ya que requiere la participación de distintos profesionales. Tenemos que cambiar el chip, porque tenemos el poder de cambiar las cosas ahora. Les animo a todos a intentar poner en marcha las acciones prioritarias recomendadas por Angels.

Sí, es posible recibir una notificación previa por parte del SME, tratar en la sala de TAC, actuar con urgencia y reducir drásticamente los tiempos de tratamiento. Juntos podemos trabajar más y mejor para dar una oportunidad a la vida de un paciente con ictus”.

En mayo, el Hospital Avezzano participó en la tercera edición de MonitorISO. Los resultados se revisarán en una reunión regional en septiembre en la que fijarán nuevos objetivos. Entre las novedades previstas figura un plan de acción regional, trabajar más estrechamente con los SME y que los hospitales de la región registren sus datos sobre tratamiento del ictus en el póster de Helsinki en lo que se ha convertido en “el reto de Helsinki”.

Y no, nos explica Lorenzo, no se trata de una competición entre hospitales, excepto en el sentido de que cada hospital compite por superar su rendimiento anterior.

Y así fue como un aspecto positivo y un póster ayudaron a mejorar la atención del ictus para los fuertes y amables habitantes de la región más verde de Europa.

 

 

 

 

 

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