Me uní a Angels porque quería ser parte de algo más grande que simplemente ponerme a trabajar. Quería tener un propósito.
En mi primer día con Angels me reuní con Esther y Adri, que junto con Alicia se convertirían en mis compañeros y amigos del equipo español. Estaba muy agobiada por toda la información que recibía, pero al mismo tiempo me sentí realmente bienvenida por Cláudia (Queiroga, jefe de equipo) y por mi futuro equipo.
Lo que más me enorgullece es poder captar dónde dejó el anterior asesor y mantener todas las relaciones que estableció. Dejó un legado realmente bueno y me siento responsable no solo de continuar, sino también de construir mi legado.
Me costó mucho valor salir de Madrid, la ciudad donde nací y siempre viví, donde están todos mis amigos y mi familia, y trasladarme a Barcelona sin conocer a nadie. No fue solo el inicio de un nuevo proyecto, sino también el inicio de una nueva vida.
Lo más importante que he aprendido hasta ahora es que, aunque estamos solos en los hospitales de las visitas de campo, no estamos solos. Contamos con un enorme equipo que nos respalda en cada paso del viaje.
Una habilidad que he encontrado inesperadamente útil es la capacidad de adaptarme a diferentes situaciones. Muchas cosas inesperadas pueden suceder o no son como planificaste, así que solo tienes que encontrar una forma de trabajar con lo que tienes y sacar el máximo partido.
Sobre dejar mi legado he aprendido que cada pequeño cambio, una visita, un acuerdo de reunirse, cuenta para construir y dejar mi legado.