No hay dos días iguales, y no se puede predecir si acabarán en felicidad o en angustia. Los ganadores de los primeros premios Angels al personal de urgencias comparten historias con final feliz.
La primera ambulancia de la que se tiene constancia llegó al campo de batalla en mayo de 1487, durante el asedio de Málaga, en el sur de España. Más de 500 años después, en otro campo de batalla creado por la pandemia de Covid-19, nueve de los mejores equipos de ambulancias de Europa se reunieron en Lisboa (Portugal) para recibir los primeros premios Angels al personal de urgencias a la excelencia en la atención prehospitalaria del ictus.
Francisco Aranda estuvo allí, para recoger un premio en nombre del equipo de urgencias del 061 de Córdoba, así como sus compatriotas Antonio Iglesias, de Galicia, Nicolás Riera, de Madrid, y Montse Gorchs, de Barcelona.
Para el impresionante cuarteto español fue su segundo premio de 2021. Solo un par de meses antes habían recibido el prestigioso premio Espíritu de Excelencia
por sus destacados servicios en la atención del ictus. Esta vez compartieron el podio con compañeros de la República Checa, Eslovaquia y Rumanía.
Ahora, juega al fútbol
Francisco Aranda ha visto muchos pacientes con ictus en sus 29 años en el servicio de urgencias del 061 de Córdoba en Andalucía (España), pero nunca olvidará al chico de 14 años cuyos padres llamaron a una ambulancia a las 4 de la mañana después de que sufriera convulsiones.
“Era el primer ictus pediátrico que había visto nunca”, dice el médico de urgencias cuyos amigos llaman Paco.
El niño se había estado quejando de dolor de cabeza, dijeron sus padres al equipo de Córdoba cuando llegaron, y, cuando una evaluación neurológica reveló que tenía visión doble, Paco hizo la llamada para activar el código de ictus y prenotificar al hospital más cercano preparado para ello.
“Cuando llegamos, el especialista en ictus nos estaba esperando. Fuimos directamente a la TAC y, tras confirmarse que el chico había sufrido un enorme ictus hemorrágico, trasladamos al paciente en camilla al quirófano para operarlo.
Después de un mes en la UCI pediátrica, fue increíble ver a este niño caminando. Ahora, juega al fútbol”.
Una bebé llamada Eliška
“Hay finales felices y tristes en nuestro trabajo, pero la mayor satisfacción es cuando el paciente vuelve a la vida normal”, dice Jana Kubalová, cuyo equipo, el Servicio Médico de Rescate de Moravia del Sur, recibió uno de los dos premios de diamante de la República Checa, mientras que Michal Mašek (con la Profesora Diana Cimpoeşu y Jan van der Merwe, arriba) recogió el de platino en nombre de la región de Pardubice.
“Sin embargo, tenemos una historia milagrosa. En abril de 2019, nos llamaron para atender a una joven en la semana 16 de su embarazo que había sufrido un ictus con sospecha de hemorragia cerebral. Fue intubada y trasladada en helicóptero al Hospital Universitario de Santa Ana, en Brno, donde se declaró la muerte encefálica a su llegada.
Gracias a los magníficos cuidados intensivos en el hospital, 117 días después nació una niña sana a la que llamaron Eliška”.
Calificación para ganar
Hacer milagros requiere trabajo duro y dedicación, y los premios al personal de urgencias proporcionan un mecanismo para reconocer y recompensar a los mejores equipos de ambulancias de Europa por elevar el listón de la atención prehospitalaria del ictus.
El premio se basa en los mismos principios que los premios Angels de la ESO para los hospitales, dice el asesor de Angels Robert Havalda, que coordinó el proceso de creación de un comité directivo de expertos, el desarrollo de criterios y la colaboración con el registro de calidad de la atención al ictus RES-Q para recoger y evaluar los datos.
Al igual que los premios hospitalarios, los premios al personal de urgencias se asignan en tres niveles basados en el rendimiento - oro, platino y diamante - pero la evaluación comparativa comienza incluso antes, cuando los candidatos evalúan su propia elegibilidad para
el programa de premios. Para ser considerados, deben haber adoptado un protocolo de ictus y un programa de educación, utilizar escalas de ictus específicas para evaluar a los pacientes y recopilar y registrar datos de rendimiento relevantes con respecto a, como mínimo, 30 pacientes consecutivos con ictus en un trimestre determinado.
Una herramienta de mejora
Que su equipo esté entre los primeros de Europa en recibir el premio le hace feliz, dice Matej Polák, director del servicio de urgencias ZaMED en Eslovaquia. “Pero lo que me hace
aún más feliz es que estos premios se introdujeran en Europa. Cuando se introdujeron los premios Angels de la ESO, los hospitales recibieron al instante una importante información sobre la calidad de su atención al ictus y fueron conscientes de la necesidad de mejorar constantemente. Estoy absolutamente seguro de que el mismo mecanismo de mejora basado en la retroalimentación también beneficiará al sector de los servicios de urgencia”.
Reconocer a los proveedores de atención prehospitalaria al ictus con mejores resultados es solo uno de los varios objetivos que incluyen el control de la calidad, la normalización y la optimización de la atención prehospitalaria al ictus. A nivel práctico, los 11 procesos de los premios son una herramienta para identificar y solucionar las áreas problemáticas.
“Premiar la excelencia es importante, pero al final el estatus de los premios importa menos que reconocer las oportunidades de mejora”, dice Robert.
Y, literalmente, nada importa más que el tiempo.
Contando los minutos
Ocho minutos. Eso es lo que tardó el servicio de rescate médico de la región de Moravia-Silesia en llegar a la dirección donde la madre de un compañero había sufrido un grave ictus.
En Lisboa, para recoger un premio Diamante, el pionero de la educación prehospitalaria relacionada con el ictus Petr Jaššo (con la Profesora Diana Cimpoeşu y Jan van der Merwe, arriba), lo recuerda con exactitud. Su equipo estuvo 11 minutos en el lugar de los hechos y solo tardó 14 minutos en llegar al hospital, donde el equipo de ictus había sido prenotificado. Gracias a esta rápida actuación, esta importante paciente volvió a caminar y a hablar en pocas semanas, con la expectativa de volver a su vida anterior al ictus.
El tiempo es cerebro y, como bien confirmará la doctora rumana Rodica Alis Grasu, nada hace que los segundos pasen más rápido que cuando el paciente es uno de los tuyos. El director general del Servicio de Ambulancias de Bucarest Ilfov (Sabif) recuerda un caso reciente en el que un compañero sufrió un ictus isquémico. “El ictus se diagnosticó enseguida y se prenotificó al hospital más cercano con capacidad de atención del ictus. El paciente llegó al hospital en muy poco tiempo y, tras una TAC seguida de trombólisis, fue devuelto sano a su familia y a la sociedad.”
“Reunimos a las personas.”
Para Sabif, el premio llegó rápidamente tras su participación en un programa piloto de prenotificación destinado a reducir el tiempo medio de puerta-tratamiento de los ictus agudos en Rumanía. La prenotificación demostró ser un punto de inflexión. El premio supuso una inyección de confianza muy necesaria en tiempos inciertos y propulsó a los héroes de Bucarest hasta el corazón de una comunidad internacional de servicios de urgencias para ictus nacida en Lisboa.
Menos de 20 horas después de que la Profesora Diana Cimpoeşu, presidenta de la cátedra de Eusem de educación prehospitalaria, presentara el 28 de octubre la edición inaugural de los premios Angels al personal de urgencias, tuvo lugar una reunión histórica en la que los expertos en ictus de servicios de urgencias reunidos en Lisboa debatieron los obstáculos, la innovación y las oportunidades de mejora.
Es esta derivación de los premios lo que más entusiasma a Robert Halvada. “En el pasado, podía haber contacto entre equipos dentro del mismo país, pero no a través de las fronteras”, dice.
“Unimos a las personas y esto es solo el principio”.