Nuestro Departamento de Neurología e Ictus se encuentra en el Hospital Kenessey Albert de Balassagyarmat, Hungría. Este año, nuestro hospital ha recibido el premio Diamante de Angels de la Organización Europea del Ictus por sus resultados y mejora extraordinarios en la atención del ictus en fase aguda. Nos ha costado mucho tiempo y esfuerzo llegar hasta allí. En 2014, la tasa de recanalización de los pacientes con ictus isquémico en la fase aguda era del 9,6 %; ahora, en 2020, ha sido superior al 30 %. En 2014, la mediana del tiempo desde la llegada al hospital hasta recibir tratamiento era de 87 minutos; en 2020, se había reducido a 19 minutos.
En los primeros años, tuvimos que insistirles a nuestros médicos en que cada paciente cuenta. En otras palabras: todos los pacientes con ictus isquémico hiperagudo que presenten síntomas posiblemente discapacitantes y que no presenten riesgo de hemorragia deben ser aptos para el tratamiento. En los EE. UU. se dice que el tratamiento de recanalización es para todas las personas que tienen pulso. Conforme aumentaron los números de casos y nuestra experiencia, pudimos empezar a prestar la debida atención a los parámetros del tiempo de tratamiento, como el tiempo desde la llegada al hospital hasta recibir tratamiento, ya que es uno de los principales factores de un resultado favorable. Si incitábamos a los colegas y al sistema a evaluar y tratar a los pacientes con más rapidez en nuestra rutina habitual, apenas cosecharíamos resultados satisfactorios.
En 2016, la Iniciativa Angels se puso en contacto con nosotros y nos ayudó a supervisar nuestros procesos de atención diaria del ictus para que pudiéramos mejorar. La primera lección que aprendimos fue que teníamos que supervisar nuestros datos. La segunda lección fue que necesitábamos un cambio de paradigma en la organización de la atención del ictus en fase aguda. Algunos miembros del personal médico y de enfermería asistieron a una formación de simulación grabada en vídeo en la que vimos qué estábamos haciendo incorrectamente y cómo lograr que el proceso fuera mejor y más rápido. El cambio de paradigma en cuestión fue la aplicación práctica del modelo de Helsinki en nuestro hospital. Antes, los resultados del Hospital Universitario de Helsinki parecían una utopía. Nosotros logramos simplificar el proceso del tratamiento eliminando pasos innecesarios antes de iniciar el tratamiento y optimizamos el resto de los elementos. Supervisábamos los datos y también formulábamos sugerencias inmediatas a diario a los equipos de ictus prehospitalarios e internos.
Este extraordinario equipo de ictus es un fantástico ejemplo de cómo las ideas innovadoras sobre la atención del ictus, la predisposición a mejorar constantemente y el gran trabajo en equipo pueden ofrecer unos resultados sobresalientes. Al principio el equipo recibió un premio Oro, pero no quiso detenerse allí. Así, se esforzó por alcanzar el más alto nivel de excelencia y siguió pisando fuerte. En 2020, alcanzó la categoría Diamante al reducir el tiempo desde la llegada al hospital hasta recibir tratamiento en más de la mitad en comparación con el año pasado y mejorar significativamente las tasas de recanalización en comparación con años anteriores. Y ahora que ha alcanzado la cumbre, sigue aprendiendo y desea seguir formándose. — Kinga Nedda Pete, asesora de Angels en Hungría
Ahora, casi todos los pacientes llegan después de la notificación previa al servicio médico de urgencias (SME), y un neurólogo espera a los pacientes en la puerta del servicio de urgencias. Inmediatamente, se traslada a todos los pacientes a la sala de TAC en la camilla del SME. Durante este breve trayecto, se recaba la historia clínica, la lista de medicamentos y la información acerca del accidente en sí. En la sala de TAC, el primer paso es medir la presión arterial para evitar retrasos si es necesario administrar un tratamiento intravenoso para reducir la presión arterial. El segundo paso consiste en realizar un breve examen médico/neurológico. El tercer paso implica llevar a cabo una TAC craneal sin contraste y evaluarla brevemente (en menos de 60 segundos). En cuanto se toma la decisión sobre el tratamiento, comienza el tratamiento. La extracción de muestras de sangre, la angiografía por TAC, etc., se realizan solo después de iniciar el tratamiento.
Como resultado, pudimos reducir nuestro tiempo desde la llegada al hospital hasta recibir tratamiento significativamente y, en última instancia, conseguir este fantástico premio. En este sentido, me gustaría dar las gracias por sus esfuerzos conjuntos a nuestro equipo de ictus, al personal de urgencias y, por último, pero no menos importante, a los representantes húngaros y checos de la Iniciativa Angels. — Dr. Krisztián Pozsegovits, director de Neurología