Every stroke patient who walks out of General Hospital Gaudenicio González Garza with their life intact, is testimony to a team whose commitment to change has taken one of Mexico’s largest public hospitals from nowhere to award-winning care.
En el Centro Médico Nacional La Raza, el Hospital General Gaudenicio González Garza de México tiene sobrados motivos de orgullo.
Este hospital público fundado en 1954 es uno de los más grandes en ofrecer atención médica altamente especializada a la población de Ciudad de México. Tiene el honor de haber alcanzado numerosos hitos de la historia de la atención sanitaria en el segundo país más poblado de América Latina.
Entre los logros vanguardistas que le han granjeado el apodo de “el hospital de las primeras veces” figuran las primeras operaciones de México para corregir defectos cardíacos congénitos (en los años 50), la primera cirugía de reemplazo de válvula mitral abierta (1961), la primera valvuloplastia aórtica (1984) y el primer trasplante de corazón (1988). Goza de gran renombre por su papel puntero en cirugía de trasplante cardiotorácico y renal, medicina pediátrica y toxicología.
El Centro Médico Nacional La Raza alberga asimismo uno de los murales más famosos de México en su vestíbulo, titulado “El pueblo en demanda de salud”. Se trata de una representación de la historia de la medicina en México realizada por Diego Rivera, uno de los artistas más destacados del siglo XX.
Sin embargo, hasta noviembre de 2017, ningún paciente con ictus se había sometido nunca a trombólisis en el “hospital de las primeras veces” de Ciudad de México, a pesar de que el ictus es la tercera causa principal de muerte prematura en el país y la principal causa de discapacidad en adultos. No había ninguna unidad de ictus específica ni protocolo de atención del ictus, y a pesar de su crucial importancia, tampoco se administraba tratamiento de recanalización.
Las tornas se volvieron en 2016, cuando el doctor Miguel Russi Hernández, el jefe de urgencias del hospital, se comprometió a proporcionar resultados más esperanzadores a los pacientes con ictus isquémico. El sueño del doctor Russi era que tantos pacientes con ictus isquémico como fuera posible pudieran volver a sus actividades habituales, al trabajo y a disfrutar de la vida familiar. En 2017, con el apoyo de la Iniciativa Angels, ese sueño pudo comenzarse a hacerse realidad.
La formación comenzó en julio de 2017 y, en septiembre de 2017, un equipo multidisciplinar de especialistas llenos de entusiasmo estaba preparado para cambiar las vidas de los pacientes. La primera trombólisis se realizó en noviembre de 2017 y, cuando 10 meses más tarde, el equipo de ictus compartió su progreso con el resto del hospital, su historia dejó boquiabierto a su público.
La tasa de trombólisis había aumentado del cero al cinco por ciento, con una mediana del tiempo puerta-aguja de 58 minutos. Durante los tres años siguientes, el tiempo desde la llegada hasta el tratamiento siguió disminuyendo hasta alcanzar los 45 minutos y la tasa de recanalización aumentó hasta uno de los mejores porcentajes del mundo: un 25 %.
Otro revolucionario avance tuvo lugar en marzo de 2019, cuando, a petición del Dr. Russi, el cofundador de la Iniciativa Angels, Thomas Fischer, escribió una carta al director del hospital respaldando los logros destacados del equipo de ictus y la importancia de su trabajo. Seis meses más tarde, la misión se dio por cumplida con la instalación de un nuevo escáner de TAC en las proximidades del servicio de urgencias, lo que permitió optimizar aún más la vía de tratamiento del ictus.
En una nueva “primera vez” para México, La Raza se inscribió en el RES-Q, el registro de calidad de la ESO en el que se recaban los datos de tratamiento, y en el 4.º trimestre de 2020 se vio condecorado con uno de los premios Angels de la WSO de máxima categoría. Menos de cuatro años después de poner en marcha el protocolo de atención del ictus, el Hospital General Gaudencio González Garza se convirtió en el primer hospital público de Ciudad de México en entrar en la categoría Diamante, una extraordinaria labor que sirve de ejemplo no solo para su propio equipo, sino también para otros hospitales de la región.
El apoyo del equipo de Angels desempeñó un papel clave en esta considerable transformación, declara el Dr. Russi.
“Antes de poner en marcha el protocolo de atención del ictus, ningún paciente tenía la posibilidad de acceder al tratamiento. Hoy, el 100 % de los pacientes que entran en nuestro servicio recibirán tratamiento en los primeros 60 minutos desde la llegada; recibirán atención posaguda en una unidad especial y una atención médica óptima al volver a casa.
“Es motivador ver cuántos pacientes con ictus isquémico, que antes solo podían ser vistos sin posibilidad de tratamiento, reciben el alta con secuelas mínimas o sin ellas y abandonan nuestro hospital para reanudar sus vidas”.
Queda todavía trabajo por delante. Su análisis de los datos de RES-Q ha demostrado que la atención prehospitalaria sigue siendo un desafío importante, explica Armando Sánchez, jefe de equipo de Angels en México. Dado que no existe un SME centralizado, demasiados pacientes con ictus llegan a los hospitales fuera del intervalo de tratamiento para la trombólisis. Por tanto, es importante establecer redes regionales de ictus para facilitar las derivaciones oportunas a hospitales con capacidades para el ictus.
Mientras tanto, La Raza prosigue su búsqueda de la excelencia. Su programa de formación, que se había visto interrumpido por la pandemia, se reanudó por plataformas virtuales en marzo de este año, y como evidencia una reciente cita radiológica de alto nivel, el hospital tiene ahora la capacidad de realizar trombectomías mecánicas.
“Estoy orgulloso de pertenecer a este gran equipo”, afirma el Dr. Ezequiel Amador Moedano, coordinador de residentes de emergencia del Hospital General Gaudencio González Garza. “Día a día, paciente a paciente, nos enfrentamos al reto de mejorar los tiempos puerta-aguja recomendados, demostrando así cómo la atención de urgencias bien organizada puede salvar las vidas de los más necesitados”.
No muy lejos de donde el famoso mural de Diego Rivera celebra el progreso de la atención sanitaria en México —desde el periodo prehispánico hasta los avances científicos y tecnológicos que impulsan la medicina contemporánea—, los médicos de urgencias del Hospital General Gaudenicio González Garza están escribiendo un nuevo capítulo de esta historia.